No es lo mismo ver una serie en Netflix que ver una obra de arte: Romero Güémez

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  • Las obras de arte no están para entretenernos, para hacernos más fácil la vida o para alejarnos de problemas, sino para generar una reflexión, dijo el académico de la UAS durante charla online, donde expuso el tema Arte y Discurso

Al tratar de explicar la íntima relación del discurso artístico con la obra plástica, Jaime Romero Güémez sostuvo que la idea es darle voz a los objetos mudos, para luego rematar que el discurso es más bien un aliado, un compañero a la hora de estar frente a una obra de arte. “Es como si pudiéramos generar este diálogo, este encuentro, como si el discurso sirviera como un puente (mediante) el cual nosotros podemos dialogar, debatir, discutir”, dijo.

Con estos términos casi concluyó su disertación titulada Arte y Discurso, charla inscrita en la barra online de la Coordinación General de Extensión de la Cultura, en donde el docente universitario dibujó un marco conceptual que empezó en torno a la interrogante respecto a si el arte debía tener un discurso, espetando que, en todo caso, más bien cabría pensar en por qué lo tiene, reconociendo que existe una relación muy estrecha entre la obra de arte y un discurso.

Uno de los internautas que estuvo atento a la transmisión que se hizo por Facebook Live a través de la cuenta Cultura UAS, bajo la conducción de Cristina Plata, al querer saber si esta controversial ‘dicotomía’ es una disputa que sólo encuentra eco en la comunidad artística, Romero Güémez aceptó que es un conflicto casi exclusivo del medio plástico, porque -agregó- a la  gente que no está cercana a las artes visuales “yo creo que les vale, no creo que estén muy preocupados de si existe el discurso artístico, o qué es una obra de arte, o qué es una experiencia estética”.

Más adelante, el maestro de la Escuela de Artes Plásticas de la UAS, donde imparte las materias Historia del Arte y Discursos contemporáneos, entre otras, expuso que el problema radica en que a veces estas personas que no son cercanas a las artes visuales, pudieran aproximarse al arte “a partir de gente que tiene estas reservas”, a lo que llamó empezar con el pie izquierdo, aduciendo enseguida que “no es lo mismo mirar una serie en Netflix, que mirar una obra de arte”, para luego explicar que las obras de arte exigen más a los espectadores. “No están allí para entretenernos, no están allí para hacernos la vida más fácil, o para alejarnos de nuestros problemas. La obra de arte está allí para de alguna forma  generar un choque en nosotros, o generar una especie de reflexión”, argumentó.

Antes, Romero Güémez había dicho que “el detalle radica más no sólo en el hecho de tener que mirar las obras de arte, sino en el hecho de saber mirarlas”, acción en la que, dijo, el discurso tiene gran utilidad. “Desde mi punto de vista -continuó- ese choque que genera este recurso añadido a la obra de arte, es principalmente porque se le suele relacionar con el arte contemporáneo, el arte abstracto y el arte conceptual”, de donde pasaría a poner ejemplos de autores en la historia contemporánea de las artes plásticas, en los que mencionó a Kandinsky, Joseph Kosuth y David Hockney.

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