Tras bambalinas; testigo de la cultura universitaria

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Gilberto Barragán Bernal, personaje entrañable de la escena cultural universitaria, participa como invitado en UniversArte

Corría el año de 1987 cuando llegó a trabajar en la actual Coordinación General de Extensión de la Cultura, específicamente el Cineclub, donde le tocó relevar a Jorge Briones, quien recientemente había partido a la Ciudad de México a estudiar todo lo relacionado con el mundo cinematográfico, compartió el personaje universitario al participar en el programa propio de la agenda cultural universitaria.

En evento transmitido vía streaming a través de las cuentas Cultura UAS y Radio UAS respectivamente, el invitado detalló el proceso de presentación de las películas proyectadas en el Cineclub, también recordó la conexión que en ese entonces la universidad tenía con la embajada rusa, misma que proporcionaba material para proyección, como el caso de El acorazado de Poten Kim, misma que, requería ser reportadas con los resultados de la proyección.

“Y de repente, si tu les mandabas una o dos fotos, no se cansaban de agradecerte, te agradecían mucho la referencia. Mandábamos el programa de mano, una o dos fotografías y los reportes por exhibición”, agregó.

Recordó los días en los que trabajó con gran cantidad de actores culturales de la institución como directores y promotores culturales, gracias a que en ese entonces no había quién se encargara del equipo del sonido y como siempre ha tenido mucha disposición a proporcionar ayuda a quien la necesite, destacó:

“Yo de repente me ofrecí a ayudarles a poner el sonido, le pusimos el sonido infinidad de veces a Pedro Calderón, quien en la Casa de la Cultura se presentó una cantidad innumerable de veces”.

A partir de eso, empezó a colaborar en las demás actividades que se llevaban a cabo en la Casa de la Cultura.

Sobre el trabajo logístico en teatro:

“Apoyamos en algunos montajes al TATUAS, El oro de la Revolución, por ejemplo, para mucha gente era monumental la escenografía, por la selección del lugar, dónde estaban los árboles, donde poníamos templete grande de veinte tarimas, ayudamos en todo eso”, puntualizó.

Luego de hacer una breve pausa para dar lectura a una incontable cantidad de saludos de aquellas personas con quien alguna vez le tocó colaborar, Barragán Bernal compartió que uno de los más exigentes con quien ha colaborado es sin duda Don Miguel Tamayo “Definitivamente el más exigente de todos los tiempos y seguirá siendo, aunque ya no esté con nosotros es Miguel Tamayo, él es el que nos ha inculcado el cuidado de las cosas, de los edificios, la responsabilidad que debemos de tener con lo que hacemos y cómo lo hacemos”.

Asimismo, refirió una triste anécdota, “Don Miguel Tamayo tenía un San Miguel peruano de 1800 o 1700, entonces vienen los cargadores vienen cargándolo y bailando con él y Miguel se voltea para decirles que es eso una irreverencia y al momento que voltean para escucharlo, gira y le golpea con la mano donde tiene la lanza a la puerta y le arrancó el brazo a una obra de arte no del siglo pasado, sino del antepasado y empieza Miguel a ponerse de todos colores”.

Agregó que finalmente y con la ayuda del material necesario y por supuesto, el ingenio mexicano, el brazo del ángel fue restaurado de manera casi perfecta.

Son muchas las anécdotas que Gilberto Barragán tiene para contar, del trabajo junto a personajes del ambiente cultural universitario como el mismo Óscar Liera, Rodolfo Arriaga, Carmen Espinoza, Lázaro Fernando y otros tantos, que hay que tener presente que detrás de un escenario, sobre las tarimas o incluso bajo ellas, la pintura, las conexiones de cable para audio, la museografía, la iluminación y básicamente cualquier labor logística de los eventos culturales, la mano del ‘Señor Barragán’, como le dicen sus compañeros, desde hace décadas, está siempre presente.

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