Algunos se rieron cuando cantó Paloma negra y sin embargo fue su boleto de entrada al bel canto

0
456
  • El tenor Ricardo Rodríguez habló de sus inicios como intérprete en el programa Entre Sonidos y Silencios, que Aldo Rodríguez conduce para Radio Universidad

Allá, en la ciudad de Monterrey, Nuevo León, Ricardo Rodríguez era miembro de un grupo de rock y cierta noche se descompuso el carro donde se transportaban, ocupó llamar a una grúa desde la casa de un amigo, pero éste le puso una condición: que le prestaba el teléfono si se comprometía a participar en un concurso. A la hora de la cantada, el joven Rodríguez dijo que la única canción que se sabía era Paloma negra, la de Tomás Méndez, y todo mundo en la audición soltó la carcajada. Pero no su maestra Martha Félix, quien se puso al piano y casi desde ese momento su vida tomaría otro derrotero.

Así lo narró el propio tenor durante la charla que sostuvo con Aldo Rodríguez al calor del programa Entre Sonidos y Silencios, de Radio Universidad, integrado a la barra digital de la emisora, así como en la cartelera online de la Coordinación General de Extensión de la Cultura.

Ricardo Rodríguez y Aldo Rodríguez

En medio de una conversación amena, dio a conocer que su estado natal es Tamaulipas, pero que, por aras del destino, a la edad de once años ya se encontraba viviendo en ‘La sultana del norte’, que fue donde se dio el suceso del concurso.

“¿Cuál te sabes?, preguntaron: pues yo me se Paloma negra; todos se rieron, por supuesto, pero no sentía que se burlaban de mí, y la maestra Martha se levanta y se sienta al piano con unas uñas espectaculares, a tocarme Paloma negra”, detalló el tenor, añadiendo que le fue muy bien y que con ello se ganó una beca que lo llevó a descubrir “el maravilloso mundo de la ópera”.

Casi desde el inicio, los radioescuchas y quienes siguieron la transmisión por Facebook Live, pudieron disfrutar la voz de Ricardo Rodríguez cantando Senza Fine, de Gino Paoli, acompañado por la Orquesta Sinfónica Sinaloa de las Artes, bajo la dirección de Gordon Campbell, durante la participación de Sinaloa como “Estado invitado” en el vigésimo quinto Festival Internacional Cervantino, de la ciudad de Guanajuato.

Siempre fui un niño al que le llamó mucho la atención la música, contó, recordando que desde pequeño oía los discos de música clásica de Selecciones del Reader’s Digest, que su padre adquiría. “A mi papá le llamaba mucho la atención que, en aquella vieja consola que había, en lugar de oír yo cualquier otra cosa, me ponía a oír Un americano en París, y decía: ¡Pues este! ¡Me salió de otro planeta el chamaco!”.

Asimismo, Ricardo Rodríguez confesó que la primera ópera que escuchó fue Don Carlo, de Verdi, y que de oído se aprendió el dueto de Don Carlo y Rodrigo. “Conocí otras óperas y me enamoré”, dijo.

Respecto a sus primeras incursiones por Sinaloa, narró que, siendo integrante del Coro Monterrey, le tocó participar en uno de los carnavales de Mazatlán, y que venido el tiempo lo invitaron para cantar en la ópera El barbero de Sevilla, de Rosini. pero que terminó siendo parte del elenco de la zarzuela Luisa Fernanda.

Y así empezó la trayectoria artística de Ricardo Rodríguez, quien a la fecha a interpretado los roles principales de óperas como Elixir de amor, Don Pascuale, Don Giovanni, La Flauta Mágica, La Cenerentola, El Barbero de Sevilla y Turandot, amén de papeles en diversas zarzuelas. Entre su repertorio de Oratorio, destacan sus presentaciones de Carmina Burana, Réquiem de Mozart, Stabat Mater de Rossini y Novena Sinfonía de Beethoven.

Dejar respuesta