Mediante un concierto virtual, la agrupación fue integrada a la programación del XXVI Festival Internacional Universitario de la Cultura
Hubo gritos. Hubo baile. Hubo emoción y hubo power. Toda la arista en torno a la música de Molotov, la poderosa e irreverente banda mexicana que no se detuvo ni tantito para demostrar lo que es, lo que vive y lo que siente, de frente al tumulto que se reunió en el Estadio Universitario y que vuelve a vigorizarse dentro de la programación del XXVI Festival Internacional Universitario de la Cultura.
Molotov, que en los 90 irrumpió la escena del rock mexicano para convertirse un grupo cuyas canciones críticas nunca han pasado de moda, justo como lo confirmó el inmenso coro que repitió sus temas en el inmueble de la UAS: alrededor de 25 mil gargantas
Los integrantes de la banda, arribaron al escenario poco después de las 20:30 horas y desde entonces no pararon. Recorrieron su discografía musical e incluso invitaron a bailar, junto a ellos, a las más atrevidas.
Dos pantallas gigantes a los lados y mucha energía fue lo que ellos dieron para los asistentes al concierto, donde el coraje y resentimiento por las injusticias provocadas, cometidas históricamente por el gobierno mexicano, fueron la constante.
Molotov no calla. Cada uno de sus temas es un golpe a la consciencia, un llamado a ‘despertar’, a demostrar ese poder que todos poseen; de ahí que los títulos de sus canciones son contundentes: Gimme the power, Puto, Me vale verga, Parásito, Chinga tu madre. Y fue así como las interpretaron. Sin tapujos. Sin restricciones.
Otros de los temas que cantaron durante las dos horas que duró la fiesta, fueron Here comes the mayo, Voto latino, Me convierto en marciano, Frijolero.
Entre las luces de los celulares, los músicos que representan la voz de quienes buscan un mundo más justo, recordaron además los temas Hit me, Amateur, Perro negro, Santo niño de Atocha.
Pero no fue hasta que con Rastamandita, que terminó por ‘encenderse’ el espacio rosalino, porque, desde los primeros acordes, las chicas subieron al escenario y nadie dejó de brincar.
Los gritos fueron aún más fuertes en sincronía con temas fuertes, como Puto y Gimme the power. Molotov cerraba así la noche, entre lo que la música es capaz de lograr: desde la reflexión hasta la euforia total.