- El poeta habló del proceso que concluyó con la publicación de su libro más reciente, ‘Retórica de la sed’, en Butaca 33, el programa que Ulises Cisneros conduce para la barra digital de Radio UAS
Entonces Francisco Meza empezó con la criba. Resultó que se empezó a abultar la carpeta donde iba archivando poemas sueltos, muchos de ellos que ya se habían dado a conocer en periódicos como La Jornada, Milenio y El Universal, en revistas nacionales y en otra digital, con cuna en España. “Qué va a pasar con estas 130 páginas de poemas que he venido publicando, que he venido leyendo, de poemas que me gustan y que guardo aquí”, se dijo a sí mismo.
“Se encontraban en estado de orfandad, no tenían casa”; eran poemas “en estado de indigencia”, señaló durante la charla que sostuvo con el periodista y también literato, Ulises Cisneros, durante el programa Butaca 33 que conduce para la barra digital de Radio UAS, inscrito además en la cartelera de la Coordinación General de Extensión de la Cultura.
Anteriormente, el poeta había asegurado que su obra ‘Retórica de la sed’ era un libro distinto, al menos de frente a sus otras publicaciones, puesto que cuenta sobre su acontecer literario de hace aproximadamente ocho años.
Yo escribía poemas -dijo-, porque siento que el poema también funciona como un sistema de análisis de la vida, “aunque esto suene un tanto serio: con un sentido filosófico, semántico, emotivo, con el sentido de toda la potencia del ser: del ser que observa y siente y reflexiona, y llega a breves revelaciones, a breves conclusiones; y a partir de ello decide dar testimonio de dicha exploración”.
Y confesó que justo ´eso es ‘La retórica de la sed’.
Pero este fue el producto, el resultado de la criba; incluso un libro que se negó a ser otro, porque antes de que Meza emitiera su decisión final, en el principio de las cosas había decidido, aunque tentativamente, que el contenido literario de la carpeta se iba a llamar ‘Reunión de poemas 2010-2020’.
Pero al paso de los días y de los meses, al volver al archivo, dijo: no, porque había poemas que tenían un aire de familia, mientras que otros, no. “Entonces hago un descarte y llego a la mitad; eran poemas que obedecían a otra enunciación, a otro tono, a otro corpus; y sobre todo que era un yo lírico más personalizado, por decirlo de alguna manera, donde lo importante era la expresión de una emoción que tenía, digamos, un fundamento biográfico y donde ese fundamento biográfico salía, surgía”.
Fue cuando les puso punto final a las dudas, cuando Francisco Meza, sin tirar el resto, esto es, los poemas con aire biográfico (“porque son absolutamente válidos como forma de escritura”), seleccionó los que tenían “un sentido más conversacional, los poemas que de alguna manera podían ir embonando para hacer un itinerario de lectura”.
En el transcurso de una charla tan amena como inteligente, transmitida por los micrófonos de Radio Universidad y por Facebook Live, a través de las cuentas Cultura UAS y Radio UAS, conductor e invitado añadieron otros temas, como la salud de la poesía en tiempos de pandemia, de los granos de libra literarios en Sinaloa; incluso, al inicio del programa Butaca 33 se dio espacio al cuasi eterno dilema, ese de que los jóvenes están inconexos de los libros y de la poesía por supuesto, pero Meza habló de las bondades tecnológicas que traen aparejadas diversas plataformas digitales.
“En estos momentos, con los teléfonos inteligentes, podemos percatarnos, tanto en redes sociales como en las diferentes plataformas de comunicación, una de ellas WhatsApp, que tú vas a encontrar estados donde va a haber una frase con cierta contundencia, que explica, digamos, el estado anímico del dueño, del perfil de Facebook, o de su WhatsApp, y esa frase regularmente es una frase que pertenece, digamos, al mundo poético”, aseguró.