Casi fue de los últimos en hacer suyo el escenario del Segundo Encuentro de Rock, entre los 11 grupos y solistas que lo dieron todo la noche del 9 de mayo de este 2019, en la explanada frente al edificio central de la UAS, durante el XXIV Festival Internacional Universitario de la Cultura. Fue el antepenúltimo en presentarse. Le había antecedido Los Virus, Nameless, Etéreo, Pau Matinée, Danger, Meguido y Calavera. Luego de su intervención, le siguieron Rojo Cale, Fernanda Cuén y Cría de Cuervos. No llegó solo al escenario, porque hizo su aparición en compañía de otro músico; dígase que hasta desenfadado y condescendiente, porque mientras él cantaba, se hacían preparativos para el siguiente grupo. Pero esto les pasó a todos, debido a la larga lista de participantes y las ganas de hacer más fluido el programa. Fiel a las influencias musicales que definieron su estilo, a Miguel Bojórquez le gustaba tocar la armónica en sus canciones. Como a lo Bob Dylan. Y su presencia en el Segundo Encuentro de Rock, acaso se inscribe como su última aparición pública como intérprete y compositor, porque la tarde del 1 de junio fue envuelto por las aguas de Altata y su espíritu se dejó arrullar por las caracolas y caballos marinos; acaso, como a Alfonsina Storni –aunque por situaciones distintas- a Miguel Bojorquez se lo llevaron cinco sirenitas por caminos de algas y de coral. Vaya con bien a su eterno descanso: el deseo de la Coordinación General de Extensión de la Cultura de la Universidad Autónoma de Sinaloa.

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