- Felipe Parra Sámano estuvo como invitado del programa ‘Entre sonidos y silencios’, con Aldo Rodríguez como anfitrión
«El vino tinto, la música y las pasiones son como un festín de los sentidos”, dijo el crítico de arte y literatura Felipe Parra Sámano, invitado a participar en la segunda edición del programa ‘Entre sonidos y silencios’, que conduce Aldo Rodríguez, enmarcado en la barra digital de Radio UAS e inscrito en la cartelera virtual de la Coordinación General de Extensión de la Cultura, evento que se llevó a cabo desde el auditorio Juan Eulogio Guerra Aguiluz.
El vino, explicó, pero no concebido como la bebida que alcoholiza, sino como aquella que se degusta y de la que se disfruta su fragancia, “porque el vino es sabor y aroma”, expuso; esto es: un festín de los sentidos “que va acompañado de música”.
Al tocar puntos de la historia, Parra Sámano recordó que para los egipcios era una bebida sagrada, parte de su cotidianeidad y del esoterismo donde el alcohol permitía el trance religioso, de acuerdo a sus creencias y costumbres.
Tanto el invitado, como Aldo Rodríguez, compartieron información no sólo alrededor del vino, puesto que además hablaron de la cerveza, arcaica y popular desde épocas inmemoriales, acaso con alrededor de 11 mil años de antigüedad, a la que tildaron como “bebida democrática”, incluso nombrada como “pan líquido”, en atención a sus componentes de elaboración.
Es una manera de buscar placer, de buscar otro estado de ánimo, expuso Parra, “porque las bebidas con alcohol te provocan la hibris”, refiriéndose, con este último término, a un concepto del griego antiguo, que puede traducirse como ‘desmesura’ del orgullo y la arrogancia.
De forma intercalada, en esta edición de ‘Entre sonidos y silencios’, desde luego se estuvo compartiendo música, incluso una pieza en latín, además de la cantata Carmina Burana, cuyos textos datan de Mil años de antigüedad, pero no su música actual, hecha por Carl Off. Sobre estas letras, Parra Sámano aseguró que eran interpretadas por quienes le cantaban y bailaban al vino, a la alegría, con toda la algarabía que de ello emana.
Por supuesto que él y Rodríguez hablaron de las diversas etapas del vino en la historia de la humanidad, hasta los años que corren, para concluir que, a través del tiempo, “el vino y la música han ido de la mano, cerrando la emisión con el aria El Brindis, de la ópera La Traviatta, de Verdi, escena con la que se comprueba que, para el festín de los sentidos, no hay nada mejor que el vino y la música exquisita.