Esta esmerada publicación es un conjunto de ejercicios fotográficos que uno a un o habrán de llevarnos por el más escabroso recorrido en una serie de puntos cartográficos. Del Caribe al septentrión, cada cuadro, sin falta, entrega una pista que habrá de develar la escena completa de ese mundo tan particular en el que Armando se disminuye. La quietud en el sueño de un vago o el trémulo espectáculo de la jornada del pescador. Pero, aún cuando la realidad que se nos presenta existe allá en los linderos de la otredad, el gran oficio de este joven fotógrafo nos obliga a ejercitar la empatía, siendo así que el gesto de un vendedor de cocos en Río Negro, se convierte en ese reflejo de casa que sólo se encuentra en el rostro del amigo. Esto pasa cuando el recuerdo se tiene siempre puesto camino atrás, en la tierra y en el sonido del agua.