La actriz teatral Claudia Apodaca participó como invitada en UniversArte, programa propio de la barra digital de la Coordinación General de Extensión de la Cultura.
“Para mí fue algo grandioso y fue un aprendizaje tremendo, porque Óscar intentó cultivarnos mucho, hacíamos varios talleres, de expresión corporal, un poco de análisis de texto, en fin, no sólo es de subir al escenario y ya, sino de que para poder entender el juego hay que hacerse de más herramientas, de alguna manera estaba haciendo una escuela de teatro”, detalló al participar en UniversArte.
En evento transmitido vía Facebook Live a través de las Cuentas Cultura UAS y Radio UAS respectivamente, la actriz recuerda que no hubo una puesta en escena en particular que la haya marcado, como comúnmente sucede, “en mi caso así sucede, pero es que así empecé, sin haber visto teatro en vivo”, detalló.
Revivió sus años de preparatoria en la Escuela Preparatoria Dr. Salvador Allende, donde tuvo su primer acercamiento con el teatro, bajo la dirección de Fito Arriaga.
Recordó que tiempo antes de trabajar con Óscar Liera “quien venía a remontar ‘El gordo’ y necesitaba a una actriz y en esa primera ocasión hizo al personaje La Lola, después fue la obra Salmodia para un día de cansancio, que fue la obra con la que poco tiempo después se fundó el TATUAS”.
“Tuvimos esa dicha de que Óscar escribiera para el material humano que tenía, y empezó a escribir el jinete de la divina providencia y sobre la marcha veíamos los avances que teníamos y me muero de orgullo de que un personaje se llamara Claudia y tuve la dicha de trabajar con los fundadores del TATUAS”, precisó.
Manifestó su deseo de haber conocido al dramaturgo sinaloense siendo un poco mayor, así hubiese podido aprovechar al máximo su experiencia “pero finalmente lo conocí cuando lo tenía que conocer y gracias a eso, a esa escuela, a esa disciplina, a ese rigor, entonces nos parecía a nosotros así como que nos daba un poco de temor, pero en ese momento era la única forma, se requería de esa disciplina y de esa puntualidad para poder hacer las cosas”.
Respecto a su experiencia en su peregrinar como directora, recalcó “yo tengo un ejemplo a seguir, que es Martha Salazar, en lo que me ha tocado trabajar aquí en Sinaloa, no he visto a una mujer más entregada, más disciplinada y con más compromiso que esta mujer. Todavía cuando tuve la osadía de dirigirla en el 2005 en Las Ubarri, era la primera que llegaba con el texto memorizado, de una disciplina y una humildad impresionante”.
Agregó que se ‘aventó’ a dirigir no empezó de la nada, ya traía un bagaje y la gente ya sabía de ella, “Me tocó trabajar con varias mujeres muy talentosas pero yo sentía la necesidad de seguir diciendo cosas, de tener mi propia voz y así me fui ‘aventando’ a hacer determinadas cosas y ha sido una experiencia muy grata”.