La directora de la organización “Déjalos ir con amor” IAP Verónica de León, participa en el programa Butaca 33 que conduce Ulises Cisneros
“El problema de la vida no es la muerte, sino lo que dejamos morir mientras estamos vivos”, detalló la titular de la institución dedicada a crear conciencia sobre la importancia de atender las pérdidas en su participación en el programa que forma parte de la barra digital de la Coordinación General de Extensión de la Cultura y la radiodifusora cultural.
En evento transmitido vía streaming a través de las cuentas Radio UAS y Cultura UAS respectivamente, la también especialista en Tanatología agregó que “generalmente asociamos una pérdida cuando muere alguien importante, un ser querido y creemos que está en proceso de duelo de duelo porque murió alguien, pero la perdida es inherente a la vida”.
“Perdemos desde el momento del nacimiento, perdemos el confort, tenemos que empezar a llorar para que nos hagan caso, desde ese momento tenemos que ver si no hay una pérdida de la salud desde el momento del nacimiento”, subrayó.
Asimismo, dijo que hay distintas pérdidas como la de la salud, un miembro del cuerpo, cualquier mutilación, como en el caso de las mujeres que padecen de cáncer de mama, quienes sufren por la amputación de un seno y el seno es símbolo de la feminidad “las mujeres que sufren este proceso, pareciera muy trivial decir que hay implantes, no, vamos, es algo que se está sintiendo y que se está viviendo muy fuerte en las mujeres que viven esto, igual la matriz, un ovario, o cuando se ve afectado el corazón”, dijo.
Expresó a la vez, que generalmente se valora lo que ya se fue y una de las tareas para procesar el duelo es soltar, dejar ir a través del desapego, el apego genera mucha frustración, “porque cree que somo dueños de la vida, que no nos va a pasar a nosotros y que tenemos el control, tenemos que darnos cuenta que las pérdidas es lo que nos pasa, el duelo es, qué hago con lo que me pasa”.
Referente a la migración, siendo también un tema relacionado con pérdidas, en el sentido de todo lo que se deja atrás y se añora, ésta afecta tanto a quienes se van, como a quienes se quedan “los niños que son producto de la migración viven un desajuste emocional muy fuerte, si papá y mamá no están preparados para afrontar una pérdida, ¿Cómo le enseño a mi hijo que afronte la suya?, cuestionó.
En el caso de los desplazados y desaparecidos, dijo, es un duelo colectivo “pandemia incluida, la pandemia generó muchos vacíos, porque pareciera que la pandemia nos metió a casa, pero eso no significó que las parejas se reencontraran, los niños tienen miedo al contacto, al abrazo, los niños de preescolar y primaria, cómo aprender a leer y escribir cuando es tan importante socializar, cuando es tan importante aprender a través de juego, del contacto, de compartir; hoy hay que resignificar abrazos, hoy hay que ayudarle a los niños a socializar fuera de la tecnología, usted y yo jugamos y brincamos afuera, hoy los niños no están haciendo esto”, precisó.
Hizo hincapié en que la tecnología nos separó, “porque creamos nuevos nichos, el trabajo en casa, la escuela en casa, estar metidos en la tecnología y muchos de estos vacíos existenciales aumentaron y se generaron porque se vivió y se sigue viviendo una soledad acompañada, está mi pareja, pero no me comunico, están mis hijos, pero no me comunico”.
Finalizó haciendo la invitación de descubrir “a quienes tenemos con nosotros, vivir con lo que tenemos con quienes estamos, disfrutar y compartir; a las personas que acompaño a bien morir en sus casas les digo a los familiares, no te quedes con abrazos, no te quedes con besos, no te quedes con te quiero, hazlo ahora, porque la muerte puede ser al rato, no mañana, al rato. La invitación es, disfruta de este momento, si ya no lo tienes, con qué te quedas de haber tenido a ello”.