BALLET FOLKLÓRICO DE AMALIA HERNÁNDEZ

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  • Un espacio que contribuye a formar  instrumentistas en música contemporánea

Con más de sesenta años de existencia, el Ballet Folklórico de Amalia Hernández constituye una referencia obligada dentro de la investigación y ejecución de la danza folklórica nacional en México y el mundo. Aclamado en ciudades como París, Buenos Aires y Chicago, entre otras, el Ballet se ha convertido en una institución imprescindible en el panorama cultural mexicano.

Invitado permanente al Festival Internacional Cervantino, el Ballet presentó en la edición 44 del FIC un espectáculo con el que vino a festejar 63 años de trayectoria, mismo que de nuevo puede disfrutarse, ahora en formato de video, este martes 15 de noviembre, a las 10:00 horas, en el Auditorio “Margarita Sánchez de Corona” de la Unidad Académica de Artes de la UAS (Escuela de Música), gracias al programa Vive el Cervantino más allá de Guanajuato.

El grupo está bajo la dirección de la bailarina Norma López Hernández, hija mayor de Amalia Hernández y quien ha dado continuidad a la calidad de la agrupación desde la desaparición física de su madre, en el año 2000.

Fundado por la bailarina Amalia Hernández en 1952, con apenas ocho integrantes, el grupo inició actividades con el nombre de “Ballet Moderno de México”. Se presentaban en la Sala Chopin en donde estrenaron una de las coreografías más famosas de Hernández: Sones antiguos de Michoacán.

Amalia Hernández ya se había desempeñado como bailarina, maestra y coreógrafa de la Academia de la Danza Mexicana, institución que fundó en 1947 para estudiar y ejecutar el baile folclórico del país. Nacida el 19 de septiembre de 1917, la precoz artista había tenido como maestros a Nesly Dambré, bailarina de la Ópera de París, e Hipólito Zybin, considerado el mejor bailarín del Ballet de Anna Pavlova.

A lo largo de su fructífera y exitosa trayectoria, Amalia Hernández creó más de ochenta coreografías basadas en danzas tradicionales de diversas partes del país. Su pasión no sólo se dirigió a la ejecución de la danza, sino también a la investigación antropológica sobre la misma.

En 1961, en París, el grupo obtuvo el premio como mejor grupo dancístico del mundo en el Festival de las Naciones Unidas. En esa misma década el Ballet fue reconocido en Italia y en Nicaragua.

En 1977 la Secretaría de Relaciones Exteriores le otorgó a la directora la condecoración Águila de Tlatelolco por su destacada labor en la difusión del folklor nacional en México y en el mundo. Quince años después, el grupo obtuvo el Premio Nacional de Ciencias y Artes.

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