- Durante el concierto, música rusa, alemana, austriaca, española y argentina; ante la emoción del público, el quinteto cerró con El son de la negra y El Sinalonse.
Cuando el quinteto de músicos interpretó la Obertura de la ópera El Barbero de Sevilla, de Giochiano Rossini, medio cristo a la redonda tuvo la sensación de estar disfrutando cualquier escena en la que Elmer Gruñón, escopeta en mano, corre tras el conejo Bugs Bunny, y el público no hizo menos que sonreír y estallar en aplausos, maravillado con la participación de M5 Mexican Brass Band, que anteriormente había iniciado con otros dos temas, entre ellos uno de los conciertos para violín, de Mozart, adecuado para metales por Bach, y que con el toque particular de esta agrupación, se convirtió en un momento donde el buen humor dominó el ambiente entre quienes acudieron a celebrar el décimo día de actividades del XXIII Festival Internacional Universitario de la Cultura.
Lo de M5 Mexican Brass Band, fue un duchado de excelencia musical, simpatía, actuación, notas delirantes, acariciadoras o alegres, como cuando sonaron Las bodas de Luis Alonso, de la zarzuela de Gerónimo Giménez, que hicieron imaginar al Cachi Anaya y su violín, rondando por la explanada de Edificio Central de la UAS, donde el quinteto de metales hizo un recorrido internacional de canciones, pues cuando no rememoraban la banda sonora de alguna película de Hollywood, se paseaban por España, Italia, Rusia, Argentina, Alemania o México.
El virtuosismo del quinteto, mediante instrumentos como la tuba, el corno francés, el trombón y una variación de trompetas, quedó otra vez de manifiesto cuando hicieron oír el blues St James Infirmary, con todo su candor y feeling, haciendo imaginar que los metales conversaban entre sí, se abrazaban y sonreían, que enseguida se volvieron chispeantes, vigorosos y bienhumorados, el interpretar El vuelo del abejorro, del ruso Nikolái Rimski-Kórsakov, que no sólo tocaron, ya que mediante la actuación de los músicos, la concurrencia, casi en realidad, pudo ver al animalillo rondando por la plazuela Rosales.
En total, fueron 14 temas los que M5 Mexican Brass Band traían preparados en su repertorio, entre ellas Michelle, de los Beatles, y el Libertango, de Piazzolla; y ya le había dedicado lo suyo a México, mediante un popurrí de canciones como La Llorona, Sandunga y La Malagueña; e incluso despedido del escenario, pero los aplausos hicieron regresar al quinteto, que sin cuerdas y sin nada que les hiciese falta, tocaron y cantaron El son de la Negra, coreada por el público. Y no siendo suficiente, de súbito se ‘aventaron’ con El Sinaloense, ante el júbilo, baile y alegría de todos los presentes, atestiguando una noche de genuino espíritu cultural, ofrecido por el Festival Universitario.