Con maratón titiritero, culmina el Festival Nortíteres 2024

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  • El Festival Nortíteres cierra sus actividades, en el Lago del Parque Culiacán, con la presentación de cinco grupos.

La XXVIII edición del Festival Nortíteres, llegó a su fin con un maratón de historias. Fue en el Lago del Parque Culiacán donde se presentaron Mamulengo Fuzuê, Chincho Poroto, Cuentos del Sombrero, Bitache Títeres y Guiñoleros UAS.

Desde el atardecer, familias se reunieron frente al escenario montado para despedir este evento, coordinado por el maestro Fernando Mejía Castro y que había llegado a sedes de Sonora, Sinaloa y Jalisco.

La presentación abrió con Mamulengo Fuzuê, grupo brasileño que presentó: Benito, bendecido y bienhablado, una historia interactiva en la que los personajes buscan escapar de los peligros del terrible Coronel Joao Redondo y la fantástica Cobra Anaconda.

Después llegó al teatrino Chincho Poroto, con los Líos de granja, en donde se antepuso una historia de alegría, amistad y confianza.

El grupo argentino interactuó con las voces y gritos de los pequeños ahí reunidos, quienes disfrutaron también de los Cuentos del sombrero, de Venezuela.

La agrupación escenificó la obra: Los amigos del río, con un mensaje a favor de la conservación de la naturaleza, que garantizan el agua y las buenas cosechas.

Al caer la tarde y después de más de una hora de sorpresas, la concurrencia recibió la presencia de los grupos de la Universidad Autónoma de Sinaloa.

Primero tocó el turno a la naciente agrupación: El Bitache, con el fascinante montaje titulado: El copechi que no tenía luz, que rescata la tradición del teatro negro, bajo la dirección de Fernanda Mejía.

El hilo conductor, de esta obra, es la búsqueda de identidad de una luciérnaga que en su camino se va encontrando con distintos animales; un gusano, un escarabajo, una mantis, para finalmente poder encender su luz.

Los colores fluorescentes desfilaron por el escenario para abrirle paso a Güiñoleros UAS, el grupo con mayor tradición en el quehacer de teatro de títeres en el estado.

Ellos presentaron La carpa de dos colores, en la que se contó cómo al pueblo llegaron dos circos; un de color verde y otro azul, pero ninguna de las dos podía presentarse por la interferencia de un vecino gruñón.

Ante esto, los dos circos se unen para divertir a los niños, a través de los personajes de Pipo el payaso y Badalkablar el mago.

Al final, unidos con un mismo mensaje de paz, los grupos participantes recibieron los aplausos de la concurrencia.

Este festival, organizado por la Universidad Autónoma de Sinaloa, con el apoyo del Instituto Sinaloense de Cultura y el Instituto Municipal de Cultura, pasó al teatro como una forma de transformar y sanar ante toda la adversidad que se está viviendo.

La idea fue ofrecer un respiro, un espacio de cohesión social. Este festival no solo fue un escaparate de talento, sino un símbolo de resistencia y esperanza.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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