Arnoldo Leyson Castro, comparte con Ulises Cisneros, su manera de interpretar la grandeza que vio en las civilizaciones de Anahuac
“El conocimiento de la historia es algo sumamente importante, necesario e imprescindible, para jóvenes y viejos, porque quien conoce la historia, quien conoce la historia de su pueblo la historia de su familia, la historia de su nación, tiene la posibilidad de abreviar pasos en este tránsito de vida que le toca vivir en el planeta tierra porque evita incurrir en errores que en algún momento de nuestra vida fueron gravosos y delicados para el país y para la familia”, señaló el empresario sinaloense.
Al participar en el programa Butaca 33, adscrito a la barra digital de la Coordinación General de Extensión de la Cultura y la radiodifusora cultural, el también agricultor destacó que “la historia describe a las culturas anahuacas como peregrinaciones da los nahuas, que en su momento se reconoce como la peregrinación de los aztecas, que llegaron a Tenochtitlán ya como mexicas”.
Tenemos la historia oficial que nos han venido contando, una historia que viene en los libros de texto, donde nuestras civilizaciones anteriores, la civilizaciones, la cultura, de todos nuestros pueblos originarios deja mucho qué desear porque se nutre de fuentes escritas, documentales, por quienes nos invadieron, entonces podemos tener la necesidad de ir a ciertas fuentes, por ejemplo la escrita por los invasores, cuando estoy hablando de los invasores estoy hablando de los españoles, porque fue una invasión, fue una invasión territorial.
“Hay otras fuentes que pueden ser consultadas como los códices, el Boturini, que habla de la migración, pero tampoco debemos olvidar que esos códices fueron elaborados ya por los invasores”, dijo.
Agregó que la española, fue una invasión impuesta por las armas, impuesta por la religión católica, fue una invasión que intentó llegar a lo más profundo del alma, del corazón del conocimiento de los mexicas.
Señaló que en las excavaciones realizadas en el país, “no ha encontrado a nadie que haya muerto de muerte natural, todas las osamentas que han encontrado en este país, todas han muerto de sacrificios humanos y eso es falso, si algo tenía nuestra cultura ancestral, es el respeto a la vida”, precisó.
A diferencia del ulama, los jugadores ofrendaban su vida si fuera necesario, alguien que organizaba esta ceremonia, escogía a quien mejor desempeño había tenido para efecto de liberar del cuerpo físico un ama que iría la cosmos, al encuentro y la búsqueda de las energías que permitiera traerlas a su pueblo, a su gente, para resolver los problemas de enfermedades, de sequías, de lluvias, de inundaciones, los problemas que afectaba a su pueblo y a su zona.
Los mexicas, por su parte, empezaban a ponerle mucha énfasis en lo que es la educación, «la educación era algo fundamental, su participación en la sociedad desde barriendo calles, labores de seguridad y se repite el labor circular en la gran Tenochtitlan y junto con ello nosotros podemos ver los grandes monolitos que nos heredaron “el águila parada en el nopal, podemos apreciar perfectamente bien el águila parado en el nopal pero frente a sí,(…) ahí estamos representado o pudiéramos observar los 4 elementos de la vida, aire-águila, tierra-nopal, fuego y agua, los 4 elementos nos da y la vida nos multiplica, este monolito fue encontrado en el palacio nacional y hoy está en el museo de antropología e historia de la Ciudad de México», destacó.
“Hacia el sur tenemos la cultura de los mayas, en Chichen Itzá ahí está el juego de pelota, vean esta construcción enorme, palenque, el observatorio, la casa de Pacal, fue encontrado en esta construcción casi 8 metros abajo del nivel del suelo, seguimos en la zona de palenque, vale la pena visitarlo en donde las estrellas, el sol, la luna te inspiran”, agregó.
Asimismo, detalló que “Teotihuacán, ciudad donde nacen los dioses, se ha corregido como “Lugar donde nacen la energías” a Teotihuacán vamos con el encuentro de dios que todos llevamos dentro, ve el nivel de espiritualidad que hoy, todas las culturas de hoy te dicen; ve hacia ti, ve hacia tu interior, ve hacia adentro para saber de dónde vienes y saber quién eres; también decían que aquí aprendemos a ver con los ojos del alma, con los ojos del corazón”
“Una cosa muy importante, aquí asparíamos a lograr la muerte de tu yo interno para resurgir en la vida de tu yo interno” de donde vemos incivilizados, seres violentos, seres sin alma, pero el nivel de espiritualidad era inmenso”, puntualizó.