El investigador universitario Aldo Rodríguez diserta charla sobre uno de los más prolíficos compositores de ópera de todos los tiempos
Muchas son las especificaciones para montar una ópera wagneriana, desde tesituras vocales en específico, una gran cantidad de instrumentos y mucha imaginación, destacó el productor universitario al ofrecer su charla en el programa Entre sonidos y silencios.
«En su vida hubo amor, pasión, melancolía, traición, intereses mezquinos, sin escrúpulos…era humano», subrayó al hacer referencia a la vida del también poeta y ensayista aleman.
«Recordemos que los compositores son seres humanos, como usted y como yo, con defectos y virtudes, vicio y dones; y Wagner es un garbanzo de libra», detalló el conductor del programa adscrito a la barra digital de la Coordinación General de Extensión de la Cultura al hacer una comparación de los hábitos en particular de Mozart, Schubert y Charles Ives quienes también enfrentaron ciertas visicitudes a lo largo de sus vidas, unas voluntarias y otras no tanto.
Compartió, además que las óperas de Richard Wagner fueron el reflejo político que le tocó vivir y se ve y se siente en sus obras, por otra parte fue un hombre apasionado, en sus óperas, el amor siempre está ahi, pero fue cambiando, conforme cambiaba parejas.
«Este amor, pasión, se ve también reflejado en su música; la vida privada y artística de Wagner siempre estuvieron fuertemente ligadas, eso ayudaría a explicar porqué la posteridad consideró sacrificadas estas figuras femeninas que realmente son importantes en la vida del artista», precisó.
Destacó la creación de un lenguaje musical, en el que los personajes de sus óperas estaban relacionados directamente con los personajes, ya sean héroes o villanos, «todos los pwersonajes tienen su propio tema y se escucha cuando ellos están hablando y/o recordándolos, y eso lo vemos en las películas de ahora».