Un viaje musical y científico con los sonidos que captaron las sondas Voyager en su viaje al espacio interestelar
Inspirado en Carl Sagan, el astrofísico de renombre mundial nacido en New York en 1934 y fallecido en diciembre de 1996 y al gran legado que dejó a generaciones gracias a ‘Cosmos’, Aldo Rodríguez comparte La música de las estrellas, en el programa adscrito a la barra digital de la Coordinación General de Extensión de la Cultura.
En evento transmitido vía streaming a través de las cuentas Cultura UAS y Radio UAS respectivamente, el investigador universitario hizo un viaje a través del tiempo para recordar el gran impacto que la curiosidad de Sagan tendría mundialmente, llegando a inspirar la producción de películas basadas en ciencia aplicada, sólo por querer las estrellas en un libro, en una biblioteca de la Gran Manzana cuando era apenas un niño.
Tal es el caso de Contacto (1997), dirigida por Robert Zemeckis y teniendo a Jodie Foster como protagonista, así como Interestelar (2014), dirigida por Christopher Nolan y Matthew McConaughey en el rol principal.
Explicó que las sondas espaciales Voyager I y II, creadas con el apoyo del astrofísico hace algunas décadas fueron enviadas al espacio con la finalidad de recabar la mayor información posible, haciendo que el viaje de una de ellas terminara hace algunos años y el otro siga en trabajando después de 40 cuarenta años de su lanzamiento en 1977 en Cabo Cañaveral.
Las naves Voyager llevan consigo desde siempre un lenguaje matemático creado por Carl Sagan, esto, con la finalidad de poder comunicarse con alguna civilización con la que las naves espaciales pudiesen toparse y así enviar un mensaje claro y preciso.
Destacó que las ondas gravitacionales deforman el espacio y tiempo, son sonidos que se generan dependiendo el tamaño del objeto, planetas como venus y la tierra, (está en 7.83 MGHTZ) ondas gravitacionales traducidas a sonido.
Siendo Júpiter una enorme estación de radio, que, por su constitución atmosférica, transmite en frecuencia modulada y Plutón, descubierto en 1936 y que ahora es un objeto celeste, es una especie de campana de fondo y la nasa tiene pensado poner un telescopio en él, gracias a sus bajas temperaturas.