Manuel de Sumaya, el compositor barroco en la Nueva España

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El investigador Aldo Rodríguez diserta conferencia sobre el representante más prolífico del barroco musical en el continente americano

Remontándose con la imaginación hacia la Nueva España, específicamente a finales del siglo XVII, la llegada de Hernán Cortés y el periodo de mezcla entre españoles y nativos; cuando la iglesia toma en sus manos la educación, girando en torno a ella, el también productor hizo un recuento de ese tiempo, durante la transmisión vía Facebook Live del programa adscrito a la barra digital de la Coordinación General de Extenmsión de la Cultura y la radiodifusora institucional.

A través de las cuentas Cultura UAS y Radio UAS respectivamente, el conferencista se centró en el tema de la enseñanza musical en la Ciudad de México de aquél entonces, haciendo referencia a la colonización de ciudades y el establecimiento de diversas instituciones religiosas y civiles con el fin de mantener controlados los territorios subyugados.

Agregó que el movimiento musical del modelo español comenzó con la creación del coro de la iglesia, mismo que hasta la fecha tiene gran relevancia en todas las iglesias del mundo; y de cómo pasó del canto llano, hasta agregar instrumentistas y las agrupaciones debían ser dirigidas por el Maestro de Capilla, quien era la persona encargada de dirigir al coro compuesto por niños y adultos, ya que en ese tiempo las mujeres no podían pertenecer a un coro.

Entrado en tema, detalló que Manuel de Sumaya fue Maestro de Capilla en ciudad de México desde 1715, años más tarde, migra a la catedral de Oaxaca, donde toma el magisterio de la capilla musical hasta su muerte en 1755; y que la vida de Sumaya fue una carrera del compositor fue una carrera íntegramente catedralicia, aportando obras de carácter secular y siempre estuvo viviendo, trabajando y dando la vida para su música entre las paredes de una catedral.

El académico subrayó también que las obras de Sumaya “sus obras rivalizan con las de Johan Sebastian Bach, pero no es un lenguaje de barroco alemán, es un lenguaje de barroco italiano, es decir la inclusión de textos que se cantan y hablan, la introducción de arias, es decir partes cantadas por un solo cantante, no habían sido utilizadas jamás en el continente hasta que Sumaya lo hizo”.

Luego de proyectar un fragmento de Si ya aquella nave, obra escrita en 1717, seguido del villancico a siete voces en dos coros, violines y bajo continuo Celebren, publiquen, también creada entre los años 1717-1720, donde el lenguaje es completamente italiano, el productor universitario precisó, “no le pide nada a los compositores europeos”.

Cerrando su participación con algunas observaciones al villancico creado entre 1711 y 1715 Angélicas milicias, villancico a ocho voces en dos coros, oboe, dos violines, viola, chelo y bajo continuo, manifestó que hay una partitura de Sumaya que se guarda celosamente en Texas, EUA; “Es un hermoso villancico en donde aparece San Pedro como figura principal y fue la obra con la que Sumaya ganó el magisterio de capilla, imponiéndose ante el otro candidato que buscaba la misma posición, cierto grupo religioso quería al anterior y a los dos les encargaron una obra para coro. El otro compositor llegó con una buena obra, pero cundo escucharon Sol Fa de Pedro, todos dijeron “ni hablar, es Sumaya” es un villancico increíble”, haciendo alusión a que el texto está en función de la música y viceversa”.

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