Creación asistida por computadoras químicas, charla con Jaime Alonso Lobato  

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El compositor y artista multimedia participa en el programa Entre sonidos y silencios, que conduce Aldo Rodríguez

Desde la sala de espera del hospital, donde su compañera de vida recientemente lo convertiría en padre, el egresado de la licenciatura en composición por la Escuela de Música de la UNAM compartió parte de sus proyectos en el programa propio de la barra digital de la Coordinación General de Extensión de la Cultura y la radiodifusora institucional.

Desde Tallin, Estonia, conectado con cibernautas que se dieron cita a través de las cuentas Cultura UAS y Radio UAS respectivamente, el artista multimedia detalló que “trabaja con el arte generativo con la computadora, que dicho sea de paso, se ha convertido en la columna vertebral de la sociedad para cualquier profesión u oficio, ya que se necesita un ordenador para todo tipo de operaciones”.

“La composición no es la excepción, ya que desde mediados de los años 80’s que la computadora se ha iniciado a utilizare manera muy fuerte para la creación de lo que hoy se llama ‘creación asistida por computadora”, detalló.

Agregó que los algoritmos llamaron su atención para llevar a cabo parte de su trabajo y no son más que un set de reglas para resolver un problema en específico y uno de los primeros registros que se tiene de un algoritmo es en una tablilla sumeria.

“El algoritmo para sumar, dividir y multiplicar, es decir, lo que se nos enseña en la escuela de cómo se multiplica, por las unidades, decenas, eso es un algoritmo, al igual que una receta de cocina”.

Esto le llevó a preguntar cuál era la relación de la computadora con el arte generativo y cuál era la naturaleza o impacto de usar una computadora moderna en la creación y se encontró con ejemplos hermosos en la composición algorítmica, uno de ellos fue el de Mozart, que compone un minueto, que en realidad son muchos minuetos en sí mismos.

Destacó que ha habido proyectos en donde un grupo de investigadores intervienen genéticamente una bacteria para ver cómo reacciona en colectivo, lo que ponen dentro de la bacteria es un oscilador genético, que permite que la bacteria brille y se apague y a partir del marcador brillante se puede visualizar el proceso de comunicación de las colectividades de baterías, dando lugar al entendimiento del proceso de ‘ataque’ de las bacterias a un organismo para enfermarle.

Precisó que en ocasiones se trabaja con bacterias peligrosas para la salud y que no le es posible sacar un organismo genéticamente modificado, a menos de que haya un debido proceso y ha iniciado el trabajo con bacterias inofensivas, que se extraen del mar, tal es el caso de las mareas azules, fenómeno que es provocado por bacterias bioluminiscentes.

Finalizó que con las computadoras químicas lo que viene para hacer es consolidar este lenguaje de programación genético, “que tomará un poco más de tiempo y escapa del mundo de la composición y requiere de herramientas más sofisticadas y se ve en la necesidad de estudiar una licenciatura en matemáticas, ya que hay herramientas que le gustaría refinar”. Además de adentrarse en las neurociencias y la idea será trabajar con chips de neuronas, cerebros que muevan robots, pero en lugar de ser de cilicio, sea biológico.

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