‘Los sueños se cumplen’: Juan José Rodríguez

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  • El escritor mazatleco fue el invitado de Universarte de la UAS, bajo la conducción de Fernando Mejía

En una accidentada charla por problemas con la conexión de internet, el escritor mazatleco Juan José Rodríguez aseguró que “los sueños se cumplen”, luego de haber contando que, cuando niño, le tocó leer ‘El Principito’ y que treinta años después, en un viaje a África, le tocó estar por coincidencia en el Sahara español, justo en el mismo sitio en que estuvo Antoine de Saint-Exupéry, el autor de aquella famosa novela corta.

Su participación estuvo inscrita dentro de la cartelera virtual de la Coordinación General de Extensión de la Cultura y se transmitió vía streaming, a través de Facebook Live, con la conducción de Fernando Mejía, como parte del programa Universarte de la UAS.

En el desarrollo de la conversación, donde intervino también Carlos Rochín, el autor de novelas como ‘El náufrago del mar amarillo’, ‘La novia de Houdini’ y ‘Lady Metralla’, dijo que había crecido entre historias de navegantes y que la playa norte, de Mazatlán, había sido su patio trasero, leyendo ‘La isla del tesoro’, de Stevenson, o literatura de Joseph Conrad.

Juan José Rodríguez

Cuando se le preguntó qué horario, época o ambiente era de su predilección para ejercitar la pluma, Rodríguez primero antepuso sus recuerdos, como decir que de niño leía a Mafalda y a Snoopy, y que en esta última historieta leyó que Mark Twain empezó a leer en las noches y que eso le llamó la atención; por otro lado, que alguna vez descubrió que Cervantes había sido marino y que su obra gloriosa, ‘El Quijote’, la escribió cuando estuvo en la cárcel.

Todo ello le sirvió de antesala para expresar que en cierta etapa gustaba de escribir por las mañanas, además de que le ‘encanta’ diciembre, que fue lo que recomendó a quienes tengan la inquietud de escribir cuento o novela. Sin embargo, Juan José Rodríguez terminó por aceptar que después, para él, ya no fueron determinadas horas del día o una época del año las elegidas para hacer florecer su literatura, sino el tiempo que empezó a inventarse para sí mismo y mucha disciplina, cosa que sucedió cuando alcanzó los 30 años de edad.

“Hasta los 30 años, confieso, empecé a cancelar viajes, o parrandas, o fiestas, con tal de sentarme a escribir y a abolir la realidad con la escritura”, dijo el ganador del Premio Nacional de Cuento Gilberto Owen 2002, por el libro inédito ‘Los hombres del Ave María’; y del Premio Mazatlán de Literatura 2004, por la novela ‘Mi nombre es Casablanca’.

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