Por 43 años promovió la danza en Sinaloa y ahora Héctor Chávez cuenta su historia en Universarte

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Era un día lluvioso de noviembre de 1976 cuando Héctor Chávez llegó a Culiacán, desde donde promovió por 43 años la danza en general, muy en particular la danza contemporánea, primero en la Dirección de Investigación y Fomento de Cultura Regional del Gobierno del Estado, y después en la Universidad Autónoma de Sinaloa.

Así se comentó en la primera edición 2021 del programa Universarte de la UAS, en donde el maestro Héctor Chávez Fierro estuvo como invitado, para hablar justamente de los inicios de la danza contemporánea en Sinaloa.

Cuando el bailarín y coreógrafo pisó esta tierra, no existía aquella disciplina del arte; era todo tan nuevo que, como en aquel Macondo de la imaginación de Gabriel García Márquez, para referirse a la danza contemporánea había que señalarla con el dedo. Hasta la moda de la mochilita vino a imponer el señor Chávez, porque en los años 70 le preguntaban si era karateka.

Al término del gobierno de Alfonso Genaro Calderón Velarde, y al descubrir que a la siguiente primera dama y culta por decreto, Estela Ortiz de Toledo Corro, no le interesaba mucho la promoción de la cultura, Héctor Chávez, en 1981, se regresó a México, pero de inmediato fue convencido por su amigo el actor Sergio López, para que propusiera un taller de danza contemporánea en la UAS, de la que salió triunfante y en 1982 estaba de regreso a Culiacán.

Bajo la conducción de Fernando Mejía, más las participaciones de Alberto Bueno y Carlitos Rochín, durante la transmisión online de Universarte, adscrito a la cartelera virtual de la Coordinación General de Extensión de la Cultura, Chávez Fierro contó que ya con su taller concretizado y con una coreografía próxima a presentarla en San Luis Potosí, se le hizo muy largo acudir bajo las siglas de “Taller de Danza Contemporánea de la Universidad Autónoma de Sinaloa”, siendo la poeta Rosa María Peraza quien lo sintetizó como “Sinalodanza”.

Y así las anécdotas, las jornadas culturales por todos los planteles educativos de la UAS, las ejecuciones de danza en canchas cuyos pisos ardían por los calores, los bailes sobre suelos de tierra, evocaciones de Héctor Chávez en las que incluyó su amistad con luchadora por los derechos humanos Norma Corona, que solía darle raite a su casa y quien un día le dijo que esa vez no lo podía llevar, que había peligro porque estaba recibiendo anónimos. Y ocurrió su asesinato, en 1991.

También se hizo énfasis en que, en el marco del 113 aniversario de la UAS, el bailarín organizó el Primer Encuentro de Danza y Expresión Corporal del Noroeste, que dio lugar, casi inmediatamente, al nacimiento del Festival Internacional José Limón, ahora tan emblemático en México y el mundo.

En el evento, transmitido en vivo por las cuentas de Facebook Cultura UAS y Radio UAS, así como por las frecuencias de la emisora estatal universitaria, se recordaron coreografías del maestro Chávez, quien antes de su aventura en Sinaloa ya había presentado su primera obra en Bellas Artes (Bocetos, 1972): de habló de “Yori yoreme”, de “Oweniana”, “La fiesta de la taspana”,“Cotidiano” y “Sobre la estupidez”, esta última dedicada a Norma Corona.

Y que se quedó durante 43 años en Sinaloa “por su gente”; además de que la danza contemporánea tiene mucho futuro, poniendo como muestra a la Compañía de Danza Joven del Isic; a los esfuerzos de Delfos en Mazatlán, y al trabajo constante de Robert Spin a través de Contempouas y talleres. Ya se retiró de los escenarios. Ahora Héctor Chávez escribe sus memorias.

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