Aldo Rodríguez comparte disertación sobre la vida y obra del célebre compositor
El pasado 5 de diciembre, Wolfgang Amadeus Mozart cumplió 230 años de fallecido, razón por la cual, el productor decide hacer una especie de homenaje al compositor más grande de su tiempo, esto, en el programa Entre sonidos y silencios, propio de la barra digital de la Coordinación General de Extensión de la Cultura y la radiodifusora cultural.
“El más grande de su tiempo en todas las formas de la música, en la ópera, sinfonía, concierto, música de cámara. Vocal, música para piano, música coral, absolutamente todo; fue el mejor pianista y organista de finales del siglo XVIII en Europa, fue el mejor director también y, si se hubiera dedicado a ello, hubiera sido el mejor violinista de su tiempo”, precisó.
Pese a vivir sólo 35 años de edad, desde 1756 año en que nació en Salzburgo, “fue uno de los niños prodigio más explotados en la historia de la música y pagó el precio correspondiente, ya que ser prodigio no es una bendición, ya que rara vez se convierten en personas con vidas normales, se desarrollan en la condición de niños que desarrollan un determinado talento a expensas de los restantes, descuidando su educación general, reciben excesivos elogios, trayendo como consecuencia una niñez deformada”, detallo el investigador universitario.
Teniendo sólo a su padre, Leopold Mozart como maestro, quien se volcara casi expresamente en su formación como músico, razón por la cual nunca fue capaz de afrontar las exigencias de la sociedad y de la vida misma.
Nunca aprendió a gobernarse, no tenía un sentido para el orden, el orden doméstico, la administración razonable, el dinero se le escapaba de las manos, la moderación de la elección de los placeres mundanos, como la comida y bebida, todo tenía que ser en exceso, era ludópata y siempre necesitaba una mano que lo guiase.
A los tres años de edad compuso su primer minueto, obviamente escrita por su padre, ya que Mozart aprendería a escribir hasta los 4 años, se trata del minueto de Kegel 1.
Haciendo un recuento de las grandes composiciones, llega al punto en el que sale a relucir el nombre del Conde Franz von Walsegg, quien fue un aristócrata austríaco que supuestamente encargó el célebre Réquiem en re menor de Wolfgang Amadeus Mozart, para hacerlo pasar como composición propia, práctica que era muy común en la vida del aristócrata cuya esposa acababa de fallecer y decidió enviar aun emisario a hacer el encargo.
“El encargo del Réquiem fue una idea que obsesionó al Mozart con la muerte”, subrayó el conferencista, “su padre acababa de fallecer y el compositor estaba muy sensible a lo sobrenatural, con su relación filosófica y estudios sobre la muerte que había realizado y la impresión de este enviado, y él dijo, este s un mensaje del destino y este réquiem va a ser para mi funeral”, dijo.