Buitachú: un diálogo sobre cuentos para niños y otras obras

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El escritor sinaloense participa como invitado en Butaca 33, programa que conduce Ulises Cisneros

“Buitachú es un nombre Yoreme y significa Mierda de perro” manifestó el escritor César Ibarra al participar en el programa que forma parte de la barra digital de la Coordinación General de Extensión de la Cultura y la radiodifusora cultural.

En evento transmitido vía Facebook Live a través de las cuentas Cultura UAS y Radio UAS, el autor compartió que esa una forma de manifestarse en contra de quienes tienen la capacidad de cambiar el nombre de los pueblos “es una especie de queja de mi parte para estos señores que hacen los mapas y no les gustan los nombres de los pueblos y les ponen lo que les da la gana, entonces este pueblo que en realidad no existe, Buitachú; así le pusieron sus habitantes, pero el título es mi queja por esa gente que le cambia los nombres tan hermosos, impresionantes a los pueblos y se los cambia por uno bien aburrido.

“Los habitantes de la realidad literaria, ellos están encantados con el nombre Buitachú, en la fantasía, yo lo digo en la nota inicial del libro, que la gente de este pueblo ficticio está encantada con el nombre -soy de mierda de perro dicen- y están encantados con las caras que hace la gente y ellos están orgullosos de ser de ahí”, puntualizó.

Expresó además que no son cuentos nuevos, sino que reflejan o hacen un registro de la niñez de su generación, que es la generación de los niños de la periferia de la ciudad.

“Todos los cuentos suceden en este pueblo imaginario, tomé 7 cuentos y tomé un recurso que es nuevo donde en cada uno de los cuentos, aparece un personaje del cuento que sigue, es como ir presentando a los personajes del pueblo que voy contando y son los cuentos de mi propia infancia.  El cuento más nuevo de ese libro tendrá más de quince años”, detalló.

Dijo, además, que la mejor forma para darle forma una obra infantil es que meterse en la mentalidad de los niños, “no es igual contarle a un adulto, porque puedes usar palabras complejas, entonces, no es que los niños sean tontos, sino que el lenguaje va avanzando a medida que va avanzando la edad como nos pasa a todas las personas, van subiendo de escolaridad y van manejando un lenguaje más complejo y uno como escritor debe imaginar a qué edad de niño va a dirigir el cuento para saber qué tipo de lenguaje usar y que la historia se desarrolle lo mejor posible y que el niño quede contento y sepa de qué estuvimos hablando a todo lo largo del cuento.

Cabe mencionar que la publicación fue revisada y publicada por el ISIC recientemente dentro de los festejos del 490 aniversario de Culiacán y una especie de tributo para la ciudad natal del autor “la verdad, yo dentro de los festejos de la ciudad apuesto más, por la cruz del norte pero se agotó la última que saqué, entonces seme agotaron los ejemplares, yo hubiera querido participar con una publicación más ad hoc al tema, pero este libro es una especie de registro de la periferia del viejo Culiacán”, dijo.

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