LUIS ALFREDO, EL HOMBRE QUE VELA POR EL ARTE EN LA CASA DE LA CULTURA DE LA UAS

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Abre en Culiacán su primera expo individual, mientras su obra se exhibe en Brasil, Argentina, Italia y Colombia.

Cuando el protocolo de inauguración llegó a su fin, todos los intersticios de la Casa de la Cultura Miguel Tamayo se empezaron a poblar con las coplas magníficas que escribiera don Pancho Madrigal, donde narra la historia de un hombre, Jacinto Cenobio, quien al verse medrado por la soledad y la pobreza en un pueblo sin esperanzas, se fue tras las luces de la ciudad; y ante la voz y la guitarra de Francisco Robles, la concurrencia asintió con la mirada, porque aquella canción como que se emparejaba a una vieja situación de la familia de Luis Alfredo Güicho Gastélum, el pintor al que ahora festejaban y aplaudían por su primera exposición individual como artista plástico sinaloense.

DISFRUTANDO LA EXPOSICIÓNY así , entre júbilo, orgullo y rostros iluminados, quedó abierta para el goce estético una muestra de 20 obras que lleva el título “Los colores en las realidades de la abuela y los sueños  de mi infancia”, rebosante de pinceladas que relatan con viveza, en una de sus partes, los días de rancho y de corrales del pequeño Luis Alfredo, acaso vivencias que sobreviven en su memoria de cuando tenía su casa en la cofradía de San Pedro, y de donde a los 5 años de edad fue traído a vivir a la colonia El Palmito de Culiacán.

Las emociones no eran para menos, tanto para el expositor, como para su familia, sus amigos y sus compañeros de trabajo; incluso hasta podría haber quedado en segundo término el asunto de su primera muestra individual, por decir algo, porque la Universidad Autónoma de Sinaloa, mediante la exposición le reconocía, claro, su talento, pero sobre todo valoraba en demasía la actitud ejemplar de Luis Alfredo, un ser tesonero, de esfuerzo y verdadero cariño por la cultura, pues justo allí, en ese espacio universitario que ahora convocaba a todos, él, por las noches, materializa su función como velador, que a la postre lleva 19 años; o por decirlo de otra manera: un hombre que vela por el arte en la Casa de la Cultura Miguel Tamayo.

Por eso el doble orgullo y el doble reconocimiento que le hizo María de Jesús Rendón Ibarra, a título personal y en nombre del rector Juan Eulogio Guerra Liera; y le dio la bienvenida, en su papel de coordinadora general de Extensión de la Cultura de la UAS, a la vega de los artistas plásticos sinaloenses, que si bien era verdad que Luis Alfredo nunca antes había mostrado su talento que no fuera en colectivo, mientras ahora en Culiacán se le estaba abrazando por la primicia de su expo individual, por estos días obra suya se encuentra en exhibición en países como Brasil, Argentina, Italia y Colombia, gracias al Movimiento Artístico Internacional, y al apoyo irrestricto que ha recibido de Jorge Luis Hurtado Reyes.

NIÑOS TRABAJADORES DEL CAMPOAllá, en San Pedro, se quedaron los amaneceres de un niño con una vara de guayabo en mano, trazando figuras sobre la tierra húmeda, como bien contara Juleo Calderón; pero en un rincón de sus recuerdos sobreviven los días de un pequeño haciendo labores del campo, que no escaparon al pincel; indeleble también en la memoria de Luis Alfredo, esa época de extrema pobreza y calcetines agujereados, expuesto plásticamente, como también la sonrisa inocente del infante que corretea por el lomerío de la colonia El Palmito, haciendo volar el papalote nacido de sus manos e imaginación; o las tardes del trompo, o de jalar un carrito de cartón como se jalan las ilusiones.

Por su honestidad, por la fineza de su sensibilidad para captar y llevar al lienzo esos detalles de la cotidianeidad que la mirada común es incapaz de percibir; por ser un hombre cabal y solidario; por su talento y por ser particularmente excepcional, sus amigos y sus compañeros universitarios no faltaron a la cita. Y su padre, don Silvestre Güicho, sin remedio dejó entrever sus ojos emocionados, orgulloso de un hijo nacido para el arte y  para un trabajo que, antes que deshonrarlo, lo enaltece.

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